Entre los días 2 al 7 de Enero se celebró en Huelva el primer gran evento del año en el baloncesto base, los mejores talentos menores de 16 años juntos en un mismo torneo.
El campeonato de España Cadete e Infantil, masculino y femenino, donde Cataluña con tres títulos y Madrid con uno fueron las grandes protagonistas, y allí teníamos nosotros nuestra pequeña representación en nuestro fisioterapeuta Mario que nos cuenta su experiencia.
* Mi experiencia en el campeonato de España va un poco más lejos del propio campeonato, en varias ocasiones me llamaron de la federación de baloncesto para ir con alguna selección a concentraciones, torneos, campeonatos… pero nunca había ido hasta ahora, ya fuese por falta de tiempo o falta de días libres; lo que me ayudó quizás a decidirme en esta ocasión, fue que en fisiother trabajamos con jugadoras del club de baloncesto Ponce, y varias de ellas estaban convocadas con la selección, y que además cuando vienen y me cuentan sus dolores, siempre acabamos hablando de baloncesto, de sus partidos, de sus viajes y de sus aventuras en el deporte, y uno que ha sido jugador, le acaba picando la curiosidad y el gusanillo. La verdad que me apetecía vivir esta experiencia desde una perspectiva diferente, y a mayores siempre me ha gustado la fisioterapia deportiva y esto era una buena situación para poder aplicarla de una manera más mayoritaria.
Como digo todo empezó un mes antes, en la concentración del puente de la constitución, mi primera vez, mi primer contacto, mi primera experiencia, y no os mentiré diciéndoos que no estaba nervioso; las primeras horas de entrenamiento conjunto fueron algo complicadas, te sientes desubicado, no sabes dónde colocarte, y las jugadoras, aunque les duela algo, seguramente también les diese algo de reparo el contarle a un desconocido lo que les pasaba. Los que me conocen o conocéis sabéis que no soy alguien a quien se le defina como introvertido, pero casi 30 personas nuevas de golpe es algo un tanto especial; estos días jugaron un torneo y fue la primera vez que viví baloncesto femenino desde un banquillo, y sobre todo el postureo femenino, el cual os debo de confesar que pasó de sorprenderme a gustarme, aunque todo en su justa medida, viví sentado en un banquillo algo que a priori pensaba que no me iba a divertir, que no me iba a emocionar o que no me iba a hacer saltar de la “butaca”, pero esto solo eran suposiciones.
Aún estaba algo cortado y me mantenía de pie mirando los calentamientos, las presentaciones, y me mantenía sentado viendo como ellas jugaban, aplaudiendo de vez en cuando acciones que eran admirables, pero sin decir una palabra. Y esto fue cambiando a medida que iban compitiendo, igual que fue cambiando que ya aparecían las confianzas de los dolores, lo cual me alagaba.
Me saltaré varios pasos en toda esta historia porque no es plan de escribir un libro de todo esto, lo que quería introducir es como los primeros momentos son muy diferentes a los últimos cuando convives con alguien, llegamos al campeonato, pasando por otro torneo, lo que principalmente cambió es la manera de expresarme, de empezar diciendo “juegan” a terminar hablando de “jugamos”, y aquellas 12 niñas, casi todas desconocidas se convirtieron en mis 12 “pichonas”, mis 12 “pichonas” que hicieron que cuando calentaban no mirase, y fuese a colocarme para chocarles las manos cada vez que pasaban, mis 12 “pichonas” que hicieron que me emocionase de nuevo viviendo baloncesto, mis 12 “pichonas” que me hicieron quedarme afónico por animarlas, que me hicieron saltar del banquillo, que me hicieron sonreír y sobre todo que me hicieron sentir orgulloso.
Lo normal
Obviamente en todo esto hay lugar para desarrollar la profesión, y aquí empezaban los primeros “Mario… me duele…” con sus consiguientes masajes, estiramientos, vendajes o lo que hiciese falta, y sobre todo, donde hiciese falta, solo hace falta pensar en vendar un tobillo en una mesa o un masaje de descarga en el suelo antes de empezar un entrenamiento; con estas cosas empecé a ejercer de fisioterapeuta obviamente, pero también me sentía algo así como un hermano mayor, cuando trataba a una y otras tres se sentaban en el suelo a contarme lo fea que era la foto de perfil de una amiga suya, o que mono es un chico que va con ellas a clase; o como cuando no tenían sitio para dormir la siesta y en el propio sitio donde comimos se tumbaron en los bancos de madera y una a una les colocamos abrigos y chaquetas debajo de la cabeza para que no les doliese el cuello.
Un poco más
Sé que es un blog de fisioterapia, pero hay cosas que superan todo eso, ahora, varios días después de llegar del campeonato, veo el regalo de reyes que nos hicieron, con fotos y una camiseta con los nombres de todos los integrantes del equipo, y a todo fisioterapeuta le recomendaría vivir esta experiencia sin dudarlo un segundo, aunque dudo que tengan tanta suerte con la gente que me ha tocado vivir esto como la he tenido yo, sinceramente solo tengo palabras de agradecimiento, tanto a entrenadores y delegada que me hicieron sentir parte de una pequeña familia desde el primer día, desde la confianza que depositaron en mi queriendo que les acompañase en esta aventura, pasando por los momentos cómicos vividos o los cafés a media tarde con servicio de habitaciones, como a los padres de las 12 “pichonas” por tener las hijas que tienen, realmente son adorables y muy importante es saber que aparte de las 12 mejores jugadoras de su categoría, en casa, tienen 12 maravillosas personitas que el día de mañana serán 12 grandes mujeres, sin olvidar a Esther que me dejo acudir a esta cita, regalándome un principio de año inmejorable y por supuesto a ellas 12, a todas y cada una de ellas, por no verme sólo como alguien a quien acudir cuando les dolía algo, sino integrarme en su grupo de “pichonas” y casi desgastarme el nombre en apenas 6 días.
No sé si ellas leerán esto, pero mi despedida tiene que ser así; “Chicas: seguid disfrutando de esto como lo hacéis, seguid sonriendo cuando piséis una pista de baloncesto, pero sobre todo seguid sonriendo haciendo lo que os gusta, sed felices y divertiros. Seguid escuchando buena música como la que os enseñé que se están perdiendo las buenas costumbres, y tened en cuenta que ya no hace falta que me llaméis para saber si podéis comer pasta con tomate o con queso, si podéis comer paella de segundo con el pescado, si los 14 donuts son buenos antes de un partido, y que recordéis que si volvéis a un spa no podéis meteros 9 a la vez en un jacuzzi porque se desborda y que es muy importante la ducha de agua fría después de la sauna, aunque pensaseis que eso era porque me hacía gracia a mí, bueno aunque también era por eso, y acordaros de que sois especiales, que cada vez que nos veamos tenemos que hacer nuestro choque personalizado, sin olvidar que os habéis ganado un trocito de alguien que se tirará al suelo tantas veces necesitéis si es por animaros.
Vuestro Fisioterapeuta “Marc Gasol”
- Pronto volveremos con una entrada del blog más «profesional», más científica y más terapéutica, próximamente… los esguinces de tobillo!