Cuando vamos a nuestro fisioterapeuta, lo que esperamos habitualmente es que nos tumbe en la camilla y nos trate con sus manos. Podemos decir que cuando esto ocurre, nos están aplicando terapia manual. En la carrera estudiamos técnicas de todos los ámbitos de la fisioterapia (traumatología, neurología, pediatría, gerontología, deportiva…) y luego normalmente nos especializamos en el campo al que nos vayamos a dedicar. Es por esto que los que trabajamos con terapia manual, nos hemos formado en posgrado en alguna o en varias de estas técnicas.
Por resumir, existen dos enfoques generales de tratamiento manual: uno es el de la osteopatía y el otro el de la fisioterapia demostrada científicamente (rama en auge en los últimos tiempos). De la osteopatía ya hemos hablado en otras entradas, sin embargo, existe otro enfoque de la terapia manual menos conocido, aunque no menos importante: la terapia manual ortopédica (segundo enfoque de los que acabamos de mencionar).
Un terapeuta manual ortopédico es aquel que se basa en la evaluación y el tratamiento de las disfunciones neuro-músculo-esqueléticas fundamentándose en el razonamiento clínico, la evidencia científica y clínica, y abordando la esfera biopsicosocial (estado físico, psicológico y entorno) de forma individualizada.
El enfoque de tratamiento a través de la terapia manual ortopédica se basa principalmente en la completa evaluación del sistema neuro-musculo-esquelético y su funcionalidad, para saber a qué nivel de la estructura o estructuras se encuentra la disfunción. Esto resulta fundamental a la hora de intentar explicar cómo se correlaciona esa disfunción con la limitación funcional o con el dolor, y totalmente necesario para saber cómo dirigir el tratamiento: si hacia la mejora de los síntomas, o hacia la mejora de dicha funcionalidad.
Técnicas
Las técnicas de tratamiento dentro de la terapia manual ortopédica que se utilizan en consulta son la movilización articular lenta (técnicas como Maitland o Mulligan), manipulaciones articulares (o movilizaciones de alta velocidad y baja amplitud), estiramiento muscular, movilización neuromeníngea (en atrapamientos neurales, por ejemplo), técnicas de masaje (que también pueden ir acompañadas de movilidad articular), y técnicas de propiocepción, estabilización, y ejercicio terapéutico para mejorar la fuerza o la resistencia (para evitar recidivas en una lesión).
Es por esto último, que el paciente tiene un papel fundamental en su propia recuperación, ya que el ejercicio terapéutico también se puede englobar dentro de la terapia manual ortopédica, sin necesariamente hacerse en camilla (de hecho muy pocas veces se hace). Nunca hay que olvidarse de que prácticamente en todas las patologías, el tratamiento no acaba en la camilla, si no que un peso muy importante del tratamiento se lo lleva el ejercicio activo, ya sea con los ejercicios que manda el fisioterapeuta para casa, como el ejercicio activo que se realiza de forma periódica para garantizar la mejora a largo plazo. Esta manera de trabajar tiene enormes beneficios y así lo vemos cada día en la consulta ya que en Fisiother siempre hemos apostado fuerte por la recuperación activa. Y la ciencia nos da la razón.
Los fisioterapeutas de Fisiother tenemos titulación de posgrado (cursos de especialización y másteres) en ambas ramas de terapia manual y los pacientes pueden apreciarlo en la calidad de nuestros tratamientos. En FISIOTHER están en BUENAS MANOS.