De manera periódica acuden a nuestra clínica deportistas y no deportistas con una “torcedura de tobillo”, hasta aquí todo es bastante sencillo, en nuestra cabeza empiezan a salir preguntas, razonamientos, pruebas funcionales, test, y un sinfín de técnicas “podría hacer cyriax en el ligamento afectado”, “quizás un AP de Maitland en el astrágalo”, “vendaje de Mulligan”, “tendrá puntos gatillo en los peroneos”…
El problema viene cuándo al terminar la sesión, ese mismo paciente te pregunta “¿y para otra vez, es bueno ponerse hielo?, ¿cuándo me lo pongo?, ¿el pie en alto no?, ¿mejor estoy sin pisar unos días y luego pruebo?
Varias de estas preguntas las podemos tener bastante claras, en la literatura vienen descritos protocolos a seguir con lesiones en fase aguda, como por ejemplo RICE, PRICE, POLICE, HARM (cosas a evitar cuando te lesionas), o el MEAT.
Sobre estos protocolos hablaremos otro día, pero hoy nos centraremos un mundo controvérsico (al menos para mí), el del hielo.
Hielo
Siempre que oigo las secuencia de preguntas arriba descrita, mi cerebro y mis piernas empiezan a temblar, en mi opinión no hay nada claro con respecto a este tema; si bien es cierto que la inflamación a corto plazo promueve la curación, podemos decir que el hielo en los primeros momentos del esguince agudo, no debería de aplicarse, pero, ¿hay que dejar que se inflame? ¿cuánto tenemos que dejar que se inflame?
Contestando a estas dos preguntas, desde el punto de vista de la cicatrización de tejidos, diría que sí, la cicatrización depende del aporte sanguíneo del tejido, además esas sustancias cicatrizantes van en dicho torrente sanguíneo, entonces la respuesta es, NO HIELO.
Pero ahora vamos a ver el esguince desde el punto de vista del dolor y la funcionalidad, el hielo disminuye el dolor, el hielo disminuirá esa inflamación, que una vez cicatrizada la herida será residual y haya que eliminar; y lo más importante, y lo que más discusión me crea a mi conmigo mismo; el hielo facilita el movimiento y la carga progresiva, y ¿qué mejor que la función para la recuperación y disminución de las secuelas?, atendiendo a esto diría que, SI HIELO.
Siguiendo con el párrafo anterior, el hielo es analgésico, pero la cantidad de dolor que experimentas no se relaciona necesariamente con la cantidad de daño en el tejido, entonces aquí sigue habiendo dudas, al menos para mí; la funcionalidad, el movimiento también favorece el aporte sanguíneo, y el efecto del hielo es corto, ¿entonces?
Cada problema es distinto
Una cosa está clara, es muy importante INDIVIDUALIZAR, tanto en esto como en el resto de problemas que acudan a nuestra consulta, valoremos al paciente y su respuesta sintomática, eso decidirá nuestro tratamiento de elección, y volviendo al tema que nos ocupa, como conclusión, mi opinión es eliminar de la cabeza ese dogma de «hielo si inflamación», la inflamación es necesaria sí, pero creo que no hay un dato concluyente de cómo pautar los tiempos, de cuanto esperar o no para aplicar hielo en un proceso agudo, al menos una cosa sí la tengo clara, que la respuesta inflamatoria quiero contrarrestarla con medios físicos, no químicos, ahora bien, ahí os dejo las preguntas del, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿por qué?
Mario Rico