Hoy, un Domingo de verano cualquiera, como todos y cada uno de los fisioterapeutas de este mundo (creo imaginar), he acabado pasando una consulta multitudinaria en una comida de amigos, y de los muchos y variados dolores que he tenido que intentar explicar (no tratar eh, que es Domingo y nosotros también descansamos) me he quedado con uno que lleva tiempo rondándome la cabeza.
Atendiendo al título de esta entrada, la frase en cuestión fue: “Pues a mí me duele la espalda, pero tú no creo que puedas hacer nada porque el médico me ha dicho que tengo una hernia y que esto va a ir cada vez a peor, a no ser que me opere”. Lo primero de todo esto, y ya hablo a título personal, si ahora, estas llevando una vida normal, con algo de dolor de espalda que no te incapacite para nada, y tu médico te dice esa palabra mágica o tenebrosa, depende de cómo se mire, que es “operar”, corre, corre y no mires atrás.